Costa Rica se conoce por algunas de sus bellas playas. El Parque Nacional Manuel Antonio tiene tres de las playas más exuberantes del Mundo.
Prolíficas
en vida silvestre, estas playas son prístinas y escondidas.
Ofreciendo al visitante la oportunidad de esperimentar la Naturaleza en
su máxima expresión.
Para llegar a Manuel Antonio se debe viajar entre las plantaciones de palma africana una industria que ha contribuido a la economía nacional suministrando la materia prima para el aceite de cocina.
De acuerdo con una leyenda popular, una joven pareja, en camino a Puntarenas, debió detenerse en este refugio natural para que la mujer diera a luz. Al niño lo llamaron Manuel Antonio, de ahí el nombre de las playas.
Ubicadas en la costa del Pacífico Central del país, estas playas fueron declaradas Parque Nacional para preservar la fauna y flora, tanto terrestre como marina. Los monos cariblancos, cangrejos ermitaños, las iguanas y numerosas especies de aves se cuentan entre la enorme variedad de criaturas que viven felices y seguras en la frondosa vegetación. Se prohibe a los visitantes alimentar o capturarlos (en otra forma que no sea en fotografías).
En el Parque Nacional Manuel Antonio, la "Playa Blanca" (o la "tercera playa") es perfecta para quienes desean observar las variadas especies de habitantes del arrecife. A unos pocos pasos de la playa, encontrará peces tropicales de múltiples colores, mientras goza de las tibias, limpias y seguras aguas.
Los
hoteles se encuentran en el trayecto entre la pequeña ciudad de
Quepos, un puerto famoso por su pesca y el Parque Nacional. Ahí
probamos los mejores camarones jumbo en coctel, en el restaurante de Jiuberth.
Alojarse está al alcance de todos, por la amplia gama de precios.
Tuvimos la oportunidad de disfrutar la hospitalidad del Hotel
Mirador del Pacífico, enclavado en una colina, con vista al
mar. Las habitaciones son cómodas, limpias y a un precio razonable,
y el restaurante tiene excelentes platillos.